Imagina que las aplicaciones de Android son huéspedes en un hotel (el hotel es tu smartphone). Cada huésped obtiene una tarjeta de acceso que le permite entrar en su habitación, en el vestíbulo, en el bar y puede que en otras partes del hotel.
Esta tarjeta, no obstante, no le proporciona acceso a la cocina o a la oficina del director del hotel. Como los huéspedes del hotel, cada aplicación de Android que se instala en el dispositivo necesita determinados permisos o una “tarjeta de acceso” para poder funcionar. Los permisos que se le otorga a cada aplicación indican los recursos del dispositivo que puede utilizar.
No existe una única lista de permisos para los dispositivos basados en Android. Sin embargo, todos los permisos que normalmente solicitan las aplicaciones están incluidos en el kit de desarrollo de software o SDK (en inglés, Software Development Kit) para desarrolladores de aplicaciones.
Desde el sitio Web Android Developers es posible acceder a la denominada lista Manifest.permission, un listado de los permisos que las aplicaciones básicamente necesitan para trabajar en un dispositivo basado en Android.
Por este motivo, los ciberdelincuentes han recurrido a la introducción de troyanos en aplicaciones legítimas para infectar los dispositivos y realizar acciones maliciosas.
Actualmente, se pueden descargar cerca de 1 millón aplicaciones en Google Play. La mayoría de ellas de manera segura y sin riesgo alguno para nuestros teléfonos y datos personales. Sin embargo debemos recordar que Google tampoco es perfecto y es posible que alguna app maliciosa esquive sus filtros. Por ello debemos ser críticos, ver las opiniones de las apps y valorar hasta qué punto permitimos a nuestros invitados pasear por nuestro hotel.
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